Ahorro de emergencia líquido en México

Fondo de emergencia: cuánto y dónde guardarlo

El fondo de emergencia es el salvavidas financiero de tu familia. Evita que un imprevisto (enfermedad, reparación del auto, pérdida de empleo) se convierta en deuda cara. En México, donde las tasas de las tarjetas son elevadas y los gastos médicos pueden ser significativos, contar con 3–6 meses de gastos esenciales es la diferencia entre “ajustarse el cinturón” y “ahogarse en intereses”.

Cómo calcular el monto objetivo

Primero, define tus gastos esenciales mensuales: vivienda, servicios, despensa, transporte, educación, salud, comunicación. Excluye caprichos y suscripciones no indispensables. Ejemplo:

  • Renta/hipoteca: $7,500
  • Servicios (luz, agua, gas, internet): $1,500
  • Despensa: $3,800
  • Transporte: $1,400
  • Salud (medicinas/seguros): $1,300
  • Educación: $1,500

Total esenciales: $17,000. Meta de 3 meses: $51,000. Meta de 6 meses: $102,000. Si tu ingreso es variable o tienes dependientes, inclínate a 6 meses. Si trabajas con estabilidad y doble ingreso, 3–4 meses puede bastar.

¿Dónde guardarlo? Tres criterios

  1. Liquidez: acceso rápido, idealmente en el mismo día o T+1 (un día hábil).
  2. Seguridad: bajo riesgo. No es dinero para “ganar mucho”, es para estar disponible.
  3. Rendimiento: que al menos compense algo de inflación sin sacrificar liquidez.

Opciones comunes en México:

  • Cuentas de ahorro remuneradas: liquidez diaria, rendimiento modesto. Convenientes para el primer mes de fondo.
  • CETES a corto plazo: a 28 días con posibilidad de reinvertir. Puedes escalonar para tener vencimientos semanales.
  • Fondos de deuda de muy corto plazo: algunos permiten rescates T+0/T+1; revisa comisiones y volatilidad baja.
  • Pagarés bancarios: compara GAT real y plazos. Si inmovilizas por meses largos, reduces liquidez, así que úsalo solo para una parte.

Evita instrumentos volátiles o con penalizaciones por salida: acciones, criptomonedas o plazos fijos muy largos. El objetivo no es maximizar rendimiento, sino garantizar disponibilidad.

Estrategia por “capas”

Divide tu fondo en tres niveles:

  • Capa 1 (1 mes): cuenta a la vista o ahorro remunerado. Uso inmediato.
  • Capa 2 (1–2 meses): CETES o fondo de deuda T+1.
  • Capa 3 (1–3 meses): instrumento de corto plazo con un poco más de rendimiento, aceptando rescate en días.

Esta mezcla te da equilibrio entre acceso y rendimiento moderado. Actualiza la distribución cada 6 meses según tasas y necesidades familiares.

Cómo llegar a la meta sin ahogarte

  1. Automatiza un traspaso quincenal el día de pago. Empieza con 5–10% del ingreso.
  2. Mini metas: celebra cada $5,000 alcanzados; te mantiene motivado.
  3. Extra ingresos: ventas de temporada, horas extra, freelancing. Destina 50–80% de lo extraordinario al fondo.
  4. Ajustes temporales: pausa una suscripción, cambia de proveedor de telefonía, reduce pedidos a domicilio por 8–12 semanas.

Cuándo usarlo y cómo reponerlo

Úsalo solo para eventos imprevistos y necesarios: reparación mayor del auto, consulta médica fuera de póliza, desempleo, emergencia familiar. Si lo usas, activa “modo recarga”: redirige parte del ocio, vacaciones u otras metas para restaurarlo lo antes posible.

Señales de alerta y soluciones

  • Si cada mes “tocas” el fondo por gastos corrientes, no es emergencia: hay que ajustar presupuesto.
  • Si lo tienes en la misma cuenta de nómina y lo gastas sin darte cuenta, sepáralo en otra institución o apartado con nombre claro.
  • Si nunca avanzas, intenta el método de “incremento del 1%”: sube 1% el ahorro cada mes hasta que lo sientas.

Preguntas frecuentes

¿Lo guardo en efectivo? No es ideal por seguridad y pérdida de valor. Un pequeño colchón en casa (por cortes de energía/terminales) puede servir, pero el grueso mejor en cuentas seguras.

¿Y si tengo deudas? Construye un “microfondo” de $5,000–$10,000 para evitar más deuda y, en paralelo, liquida pasivos caros. Luego sube la meta a 3–6 meses.

¿Qué pasa con la inflación? El fondo no compite con la inflación; busca que no se erosione demasiado y esté disponible. Ajusta la meta cada año según tus gastos actuales.

La tranquilidad que da un fondo de emergencia no tiene precio: te permite decidir con calma. Empieza pequeño, pero empieza hoy. Tu yo del futuro te lo agradecerá.